DISEÑADA DESDE EL INTERIOR
Este proyecto nace de un objetivo claro: crear una vivienda que no solo refleje la personalidad del cliente, sino que también responda profundamente a sus emociones, ritmos y necesidades diarias. La persona que habitará este hogar es calmada, introspectiva y amante de los ambientes oscuros pero cálidos, con una conexión muy especial con la música y los espacios llenos de luz natural.
Desde el inicio, cada decisión de diseño se ha tomado basándose en su forma de ser, utilizando principios del neurointeriorismo para estimular un estado de calma, concentración y bienestar. El resultado es una vivienda con identidad propia, íntima y coherente, en la que cada detalle ha sido pensado para generar sensaciones positivas.




Luz, color y equilibrio emocional
Toda la vivienda gira en torno a una paleta otoñal de tonos oscuros —marrones profundos, grises cálidos, verdes bosque— suavizados con pinceladas de colores claros estratégicamente ubicados para evitar que el espacio se sienta cerrado o sombrío. Las grandes ventanas en todas las estancias permiten el paso constante de luz natural, lo que nos ha dado la libertad de utilizar colores oscuros como protagonistas sin sacrificar luminosidad ni amplitud.
La iluminación artificial también se ha tratado con un cuidado especial: en todas las áreas se ha optado por luz indirecta, cálida y regulable, que ayuda a crear un ambiente relajado y envolvente. El estudio, diseñado con doble función como sala de creación musical y habitación de invitados, utiliza una iluminación amarilla totalmente indirecta para simular la calidez de un escenario íntimo, reforzando la inspiración y el confort.




Materiales y estilos: entre Japón y el campo
El interiorismo fusiona dos universos aparentemente distintos pero complementarios: la serenidad del diseño japonés —minimalista, orgánico y armónico— y la calidez del estilo rústico-moderno, que conecta con la naturaleza y lo auténtico. Maderas naturales, textiles cálidos y una decoración sobria con presencia de elementos simbólicos refuerzan este diálogo entre estilos.
El baño, fiel al conjunto, mantiene los colores oscuros (grises en varias tonalidades) y añade toques de madera en la zona de la ducha para romper con la frialdad típica de los baños y aportar una sensación de refugio y calma.